Equilibrio, desacelerar, frenar cantidades
Acompañando el ritmo de vida “del siglo XXI , “acelerado y veloz” hábitos no saludables empiezan a instalarse . La hiperdemanda de compromisos y exigencias para las cuales “no nos da el tiempo “ ha llevado a que la actividad invada el período destinado al descanso , no dejando lugar para el ocio, la diversión , relajación y relaciones interpersonales .
El Distrés o Estrés negativo ha pasado a formar parte de la vida del hombre actual y sus síntomas se toman como algo “normal”. Lo esencial , los afectos , el autocuidado y el bienestar, pasan a ser secundarios y sólo tienen lugar en caso de que quede tiempo para ello , lo cual muchas veces no ocurre .
El sueño se ha visto afectado en cantidad , calidad y en la sincronización con nuestros ritmos fisiológicos naturales (cronobiología), se come mal en cantidad , horarios y calidad , (alimento chatarra) . Los estados de tensión afectan el nivel de tolerancia , la flexibilidad y el relacionamiento con los demás .Todo ello acarrea graves perturbaciones de la salud , surgiendo malestares favoreciendo procesos de enfermedad .
Esta habituación a funcionar de esta manera, pretendiéndose introducir la hora dentro del minuto , lleva a que en medio del reposo y lejos de la urbe, persistan los síntomas de ansiedad y nuestra mente “no pueda parar”, acuciada por rumiaciones de pensamientos y no pudiéndose prescindir del “hábito del trabajo y de la hiperactivación .
” A esto se le llama “patologías por saturación “ , generándose una dependencia y “adicción” a la hiperestimulación e hiperaceleración. Ante su ausencia , sobreviene una sensación de vacío existencial y la necesidad de reactivar el funcionamiento enajenante de nuestra vida acelerada en que hay que hacer mucho y rápido , acarreando un desgaste Biológico, psicológico y de relacionamiento con los demás .
“Quien no vive como piensa acaba pensando como vive” . El ser humano se está alejando de su esencia gregaria , de sociabilidad, de la vida familiar y cultivo de la amistad. El estado de “saturación e hiperestimulación” , el no poder abarcar más, la f alta el tiempo para escuchar a los demás favorece la anestesia y el desapego afectivo , la desensibilización e indiferencia frente a lo que le ocurre al otro e incapacidad de dar y recibir afecto,. Frente a ello hay que cultivar el “ amar al prójimo como a si mismo” el cuidar de nuestra salud y bienestar y desarrollar la sensibilidad y solidaridad para con los demás. El quehacer cotidiano refleja nuestro modo de ejercitar diariamente el vivir y nuestro estilo y sentido de vida forjado en base a nuestras metas y valores
¿Cómo frenar la invasión de estímulos y propuestas?
“frenar cantidades” , rescatar los espacios de familia y amistad, cuidar que la tecnología no interfiera en la interacción con quien estemos en ese momento o nos invada en nuestra intimidad mientras comemos , dormimos , nos aseamos .
¿Cómo recuperar el verdadero sentido de vida ?
Redefinir nuestras verdaderas “necesidades “, educar en valores en el hogar, instituciones educacionales, culturales, religiosas , laborales y promover encuentros e instancias de comunicación interpersonal que nos brinden bienestar afectivo y emocional.