¿Qué entendemos por bienestar, o bien-estar?
El bienestar no significa, estar bien sólo en un área, sólo en lo económico o en la salud física o en nuestro mundo afectivo o relaciones familiares o personales. La persona es una unidad de mente-cuerpo-espíritu por lo cual si alguna de la áreas de su vida se altera y ello se prolonga en el tiempo, indefectiblemente afectará las otras dimensiones y su calidad de vida. Por ello debemos cuidar el “bien-estar” y el “estar bien” en todas las áreas de nuestra vida.
Es importante para ello revisar qué factores biológicos, mentales (pensamientos), emocionales, sociales o espirituales están generando ese estado y procurar estrategias para modificarlos o pedir ayuda profesional.
Comúnmente asociamos el bienestar con un estado de distensión, de armonía, de paz, lo cual no significa estar inmóviles y estáticos, pero si, el no estar tensionados. Las tensiones nos impiden disfrutar de nuestras posibilidades tanto físicas, mentales y emocionales, por ello es importante evitar que las tensiones invadan nuestra vida cotidiana y permanezcan en nosotros, debemos aprender a manejar el estrés y sobre todo, a evitar que se generen estados permanentes de tensión.
Puede ocurrir un suceso que nos afecte y aunque el mismo ya haya pasado, pero a través de nuestros pensamientos y diálogos internos podemos continuar recreándolo y re-generando un estado de displacer, tristeza, ansiedad o angustia que se prolongue días, meses o años.
Ello afecta nuestra biología, nuestra paz interior y nuestras relaciones con los demás, impidiéndonos disfrutar y afectando nuestra calidad de vida. A las personas nos ocurre algo semejante a lo que sucede con un instrumento de cuerda. Si las cuerdas están muy tensas corren el riesgo de romperse y si no tienen cierto grado de tensión no vibra ni emiten sonido, no funcionan. El vivir hiperactivados afecta nuestra salud, pero lo mismo ocurre si no tenemos un mínimo de activación, de motivación y sentido de vida, cierto grado de estrés positivo, al que se le llama” Eustrés” diferenciándolo del “distrés “o estrés negativo.
La motivación y activación es inherente a la vida por ello en ambas situaciones se altera nuestro bien- estar físico, social y mental. Si no se hace ninguna actividad, y si solamente se permanece todo el día sentado, mirando TV, los días se tornan largos y pesados y si ese estado de anhedonía o desgano con falta de interés o placer, se instala en forma permanente, el mismo se retroalimenta al no liberarse sustancias como las endorfinas y serotonina asociadas a estados positivos que amortiguan el estrés y potencian la salud y calidad de vida.
NO hay bienestar y armonía sin salud. Ni tampoco hay salud sin armonía y bienestar socio emocional y espiritual. Somos un todo integral.
¿Cómo podemos vivir sin tensión y ansiedad permanente, sin estrés crónico o distrés?
¿Cómo proteger la salud del impacto de los estados de ansiedad permanente?
No basta con disminuir el estado de tensión o ansiedad mediante medicación o distintas técnicas, ello ayuda momentáneamente, pero hay que identificar los factores que lo originan y buscar estrategias para modificarlos.